martes, 14 de abril de 2009

Banderas republicanas en Viladecavalls, desde abril a mayo



La iniciativa de sacar la bandera el 14 de abril, es importante, permite visualizar una opción que desde las instituciones y partidos políticos tradicionales, pese a que dicen lo contrario, no cuentan; permite enseñar a los conciudadanos que existe una forma sustancialmente diferente, en la organización del Estado, más libre, más democrática, y más acorde con los tiempos que se viven.
Demuestra también que los que defienden la república como modelo, y enlazan con la memoria histórica de los pueblos de España, son personas tan normales como las demás, no son rojos con cuernos, ni gentes que claman saldar viejas cuentas. Esas y otras virtudes tiene sacar la tricolor al balcón, también supone un pronunciamiento abierto de quien lo hace. Es evidente.
En Viladecavalls año tras año hay quien, como en otros lugares, saca la tricolor al balcón. Lo hace desde el 14 de abril al 1 de mayo, por una clara simbología que al lector inteligente no le pasará desapercibida. Que el ejemplo se generalice.
Salvando las excepciones en las personas, hay partidos como el PSC que tienen como opción de Estado la República, pero no hacen nada para aproximarla al pueblo, temerosos de irritar a la monarquía; otros como ICV inmersos en la búsqueda de su identidad no prestan demasiada atención y son sus juventudes, como en el caso de las Juventudes Socialistas, las que de vez en cuando entran al trapo; los de ERC aún lo hacen peor, se llaman republicanos cuando ni lo son, ni lo practican. Lo usan como tapadera para suavizar lo que realmente quieren, un Estado propio, y a partir de aquí les da lo mismo rendir cuentas a la Moreneta, o a los herederos de Gifré I el Pilós. Su república es una entelequia para captar despistados y entretener al personal, amén de apropiarse del patrimonio de un partido llamado Esquerra Republicana de Catalunya, que en nada tiene que ver con el actual, salvo las siglas.
En cualquier caso, y aún con las contradicciones, hay mucha tierra por recorrer, en el que con las diferencias, es posible y necesario esforzarse en caminar con los que estén en el sendero. La causa lo merece.