
Por un lado, se quiere sacar adelante una ley para la reparación moral de las víctimas del franquismo y la Guerra Civil, un proyecto de ley del cual me muestro crítico, por su tibieza, que no repara, a mi entender, a las víctimas al no permitir la revisión de los juicios y las condenas, deja en el aire las subvenciones para la localización de fosas, etc. Y en este contexto, aparece de nuevo el caso de Granado y Delgado, dos inocentes, que necesitan una reparación digna mediante la revisión y anulación del montaje falso y criminal que el Estado franquista organizó en tan sólo 17 días.
En 1977, después de 50 años del crimen de Estado cometido en EEUU contra Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, el Estado de Massachussets declaró inocentes a los anarquistas italianos. En España han pasado ya 43 años desde aquel 17 de agosto de 1963 y, a pesar de la declaración de los verdaderos autores (Sergio Hernández y Antonio Martín), a pesar de la constancia y tenacidad de familiares y amigos (Pilar Vaquerizo, Octavio Alberola), aún siguen Francisco y Joaquín con el sello de su condena injusta en el sumario, en la Historia oficial. Con ello, el Estado democrático mantiene la continuidad de su predecesor, de la dictadura, de la que continuamente quiere desmarcarse pero cuyo lastre sigue pesando. Por convicción, como en otros cientos de casos, Joan Peiró, Companys, etc. Me sumo a la petición de la revisión y anulación del juicio de Francisco Delgado Gata y Joaquín Delgado Martínez víctimas de la dictadura, ejecutados a garrote vil para mayor oprobio